miércoles, 6 de junio de 2012

La princesa y el tata


Desde hace un buen tiempo digo que somos solo tú y yo, Braulio, que ambos estamos solos con toda nuestra vida, que el Síndrome de Asperger lo tienes tú y que tú y yo lo enfrentamos y que me afecta a mí y a nadie más.  Pero es mentira.  No estamos solos Braulio, tenemos a varias personas a nuestro alrededor que nos apoyan, que me sostienen, que se ocupan de ti y de mí.  Tus abuelos, por ejemplo, son una presencia crucial en nuestras vidas.  

Tu abuelo Raúl -abuelo tata- es mi papá, pero también el tuyo desde siempre, incluso antes de que tu padre y yo nos separáramos. Siempre ha estado para ti y para mi, con su carácter desesperado, alocado, con su poca tolerancia a los retrasos y su sentido del humor inagotable.  Él es el que te dio gaseosa por primera vez a los dos años -contra mi voluntad- y sube y baja tu bicicleta por todo el edificio cada vez que a ti te apetece.  No solo cumple varios de tus caprichos -como sigue aún cumpliendo los míos- también se queda contigo cuando me voy a trabajar, nos prepara el almuerzo, te cambia y te da tu desayuno, te lleva al nido, te trae del nido y te lleva a tus terapias de lenguaje.  Tiene 63 años y todo, todo lo hace con una dedicación y amor infinito por nosotros dos.  Él es nuestro papá.

Tu abuela Esther -principessa- es mi mamá, una de las mujeres más complicadas y testarudas que he conocido en mi vida, a la que le gusta hablar "con comerciales" -nunca termina de llegar al punto-, desordenada y olvidadiza.  Ella y yo siempre hemos tenido nuestros desencuentros, pero contigo es diferente.  Es sumamente paciente, dulce, tierna, clara, tolerante, creativa.  Nunca imaginé verla tirada en el piso jugando, lanzando la pelota o correteándote por todo el parque. Nunca deja de traerte pan, fruta, leche, te baña a veces y termina todita empapada porque tú eres terrible y te gusta mojarla, solo a ella.  Te hace huevo frito y juega contigo a "la señora gallina", te cuenta "Pedrito y el lobo" -entre otros- y se ha empeñado en conseguir t-o-d-o-s los materiales didácticos habidos y por haber.  Gracias a ella tienes láminas de tamaño gigante, un sin fin de cuadernos de aprestamiento y una dieta muy bien balanceada.

Para ellos también ha sido duro digerir el síndrome, sin embargo, tu tata te ve con admiración y fue él quien descubrió que tienes un método numérico para armar los rompecabezas y que te aprendes de memoria en qué casas hay gatitos, así sea una ruta que no uses siempre.  Tu principessa no deja de leer todo lo que encuentra, ve videos y esta pendiente de mí, que es como estar pendiente de ti.

Tenemos suerte Braulio, no estamos ni estaremos solos, nunca.  

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